⚡  CAPÍTULO 4: Articulación curricular de las TIC en la docencia y el aprendizaje   ⚡

En este nuevo capítulo abordaremos las TIC desde el ángulo curricular, es decir, optaremos por vislumbrar las aportaciones que acarrea la gestión y aplicación de estas herramientas digitales en los espacios de aprendizaje formal (centros educativos y, por consiguiente, aulas) por el profesorado, de forma que el andamiaje del proceso de enseñanza y aprendizaje esté lo más óptimamente ajustado al corpus curricular: contenidos, objetivos... del curso en concreto.

Dado que nuestra sociedad es el resultado de un proceso sumativo de patrones funcionales diferentes que la definen como un ecosistema mecánico polimorfo, las TIC se han convertido como un referente exponencial de acudida que ha mejorado potencialmente la formación de una cantidad inexacta de estudiantes que requieren de apoyos excepcionales para satisfacer las demandas académicas que ordenan sus necesidades y, con ello, ejercer de la más óptima forma posible su tarea educativa. En resumen, el impacto de las TIC en la mejora de la Inclusión Educativa (concepto que preconiza la diversidad anteriormente citada) es otro de los puntos que encauzará el Capítulo 4.

Consiguientemente, mediante la visualización del siguiente vídeo, nos encontramos con uno de los interrogantes didácticos que concienciaría al cuerpo docente de la aplicación curricular de las TIC:

      ¿Cómo crees que las TIC pueden ayudar a aumentar la motivación hacia el aprendizaje?

Para responder a esta pregunta, en primero lugar debemos tener en cuenta la mecanización del proceso motivacional extrínseco y para explicarlo fundamentaremos la explicación teórica a través del siguiente ejemplo: un juego de preguntas-respuesta en el móvil. 

I. Fase del deseo: para que se inicie el proceso es necesario un patrón estimulante que atraiga al sujeto y le haga desatar la necesidad que experimenta en esa inflexión concreta.  

Desde un ángulo educativo, todo juego tiene una recompensa: ya bien sea un refuerzo material o actitudinal (sentimiento ganador) y es este el que atraerá al alumnado a la realización de la práctica. Las herramientas digitales son uno de los mejores recursos que el profesorado puede utilizar para motivar extrínsecamente al alumnado dado que ejercen un efecto estimulante, refuerzan al alumnado en terminar la tarea ( por ejemplo en ganar sale una cajita de regalo), promocionan todo un listado de programas a la disponibilidad docente (Kahoot, mentimeter...)...

II. Fase de la acción: 

Se define como el proceso que dota activamente al alumno en el proceso motivacional, es decir, el sujeto desempeña un conjunto de acciones para calmar la necesidad alterada. En el juego de preguntas-respuestas, el alumnado podrá acudir a herramientas que promociona la TIC como navegadores para buscar información y acertar el interrogante planteado.

III. Fase de la Recompensa: alude al efecto positivo que se derruye sobre el individuo al complacer la necesidad desequilibrada y que acarrea la generación de un ciclo positivo. Por ejemplo en el juego Kahoot, al finalizar la actividad, se muestran los ganadores acompañados por recursos físicos y audiovisuales (una escala que jerarquiza el orden de los ganadores) que recompensan la actitud del alumnado. Este seria otro de los argumentos que marca la brecha del rendimiento de las TIC y apuesta por su uso en el proceso de la enseñanza y el aprendizaje.

Para finalizar el Capítulo 4, deleitaremos el final con una melodía que muestre la cara actual del sistema educativo y, por lo tanto, del cariz de la nueva sociedad del momento: la inclusión.

Desde el parámetro educativo, daremos a conocer  el concepto de inclusión como el procedimiento que da respuesta a una de las necesidades de gran calibre que acaricia la era digital: "nuestra sociedad": atender al abanico funcional que nos regalan las diferentes culturas, las diferentes necesidades específicas de aprendizaje, las interminables modalidades esquemáticas de valores y procedimientos para hacer frente un problema... Es un procedimiento que se entiende como la aceptación de todas las posibilidades presentes, la consiguiente introducción en la red educacional y la generación de una respuesta educativa globalizadora, no discriminatoria y significativa. 

 

Como ya comentan, Ávila y Esquivel (2009), las diversidad de estudiantes que los docentes encuentran en sus aulas no se limitan a aquellos que presentan necesidades educativas especiales asociadas a discapacidad, muchas veces también se refieren a la heterogeneidad que nace de la diversidad humana: diversidad personal, cultural y ecológico-social. 

La resonancia de la Educación Inclusiva se reproduce en la práctica mediante la igualdad de oportunidades y derechos, siendo uno de esos derechos el de recibir una educación (presente en la Constitución de 1978 en el Art.27).

Desde el parámetro digital, cabe apostillar las TAD (Tecnologías de Apoyo a la Diversidad), que acompañan a todos aquellos sujetos que necesiten un refuerzo excepcional para poder desempeñar cualquier actividad en el desarrollo profesional e integral dado que presentan una necesidades específica de apoyo educativo (NEAE). 

Algunas de las ventajas que ofrecen estos instrumentos digitales son:

I. Ajustan óptimamente la representación de la realidad de forma que los sujetos excepcionales no se sientan discriminados y, por lo tanto, que sientan incluidos en el proceso de enseñanza y aprendizaje.

II. Aproximan el mundo científico y cultural.

III. Respecto la motivación, reducen el porcentaje de fracaso escolar.

IV. Ejercen un gran papel en las limitaciones de los sujetos y la autonomía funcional.

V. Favorecen el diagnóstico y ofrecen un feedback inmediato.

Enlaces externos:

Ávila, P. y Esquivel (2009). “Educación Inclusiva en nuestras aulas”. San José: Coordinación Educativa y Cultural Centroamericana, CECC/SICA